Bolivia tiene la tasa de mortalidad materna más alta de América del Sur y algunos de los peores indicadores de salud de toda la región de América Latina y el Caribe. A pesar de las inversiones en salud pública de los últimos años, la Sanidad pública aún no está equipada para hacer frente a las necesidades de la población. En 2020, la situación se deterioró con el inicio de la pandemia del COVID-19, especialmente en El Alto.
Desde 2019, MSF brindó atención materna en dos centros de atención general en El Alto. Esta ciudad crece a gran velocidad y ya alberga a casi un millón de personas, la mayoría de las cuales emigraron desde el campo en los últimos años. En 2020, asistimos partos y, a pesar del COVID-19, logramos mantener servicios esenciales como la planificación familiar y la atención prenatal y posnatal.
Como se impusieron crecientes restricciones debido a la pandemia y las personas no pudieron acceder a los centros, decidimos desplegar equipos en las comunidades para ofrecer atención in situ. Entre octubre y diciembre, atendimos de esta forma casi 500 consultas de planificación familiar.
También atendimos consultas individuales de salud mental y organizamos sesiones de psicoeducación en grupo y actividades de promoción de la salud, incluyendo charlas sobre salud sexual y reproductiva en las que participaron casi 8.200 personas. Además, nuestros equipos brindaron asistencia médica y psicológica a sobrevivientes de violencia sexual y de género.
Para respaldar la respuesta nacional al COVID-19, MSF capacitó al personal de salud en medidas de prevención y control de infecciones, detección y tratamiento. También suministramos medicamentos y equipos de protección individual en los departamentos de La Paz y Beni, en el noreste del país.