Por qué Pakistán tiene la tasa de mortalidad neonatal más alta del mundo y cómo se puede mejorar

Un bebé en la Unidad de Neonatología del Hospital de Mujeres de Peshawar. Esta cuenta con incubadoras, equipos cardiovasculares, respiratorios y de fototerapia.Laurie Bonnaud/MSF

En Pakistán uno de cada 22 bebés muere en su primer mes de vida: la tasa de mortalidad neonatal más alta del mundo. Nacimientos prematuros, partos inseguros, la oxitocina y una compleja y desafiante realidad sociocultural. Las soluciones que buscamos desde Médicos Sin Fronteras: proveer asistencia médica y transporte gratuito al hospital y actividades de promoción de la salud.

A esta triste estadística se le debe agregar los bebés nacidos muertos. Médicos Sin Fronteras (MSF) brinda servicios de salud materno infantil en Peshawar, en la provincia de Khyber Pakhunkwa (en la frontera con Afganistán), en Quetta, Chaman y en los distritos de Timergara, Jaffarabad y Naseerabad. Desde su apertura en 2011, aproximadamente 25.000 mujeres dieron a luz en el Hospital de Mujeres en Peshawar.

“La mortalidad de los recién nacidos en Pakistán se da principalmente por nacimientos prematuros, infecciones y complicaciones durante el embarazo o en el parto”, explica la doctora Khadija, pediatra en la unidad de cuidados neonatales del Hospital de Mujeres de Peshawar.

Mientras las causas de estas muertes pueden explicarse medicamente, muchas veces son consecuencia de la compleja y desafiante realidad sociocultural que enfrentan las mujeres que viven en esta región de Pakistán.

Muchas de nuestras pacientes en Peshawar vienen de comunidades rurales lejanas y empobrecidas, donde el acceso a la atención médica es mínimo, no solo por los costos sino también por la distancia.

Otras mujeres son refugiadas, en su mayoría de Afganistán, o fueron desplazadas de las Áreas Tribales bajo Administración Federal (FATA por sus siglas en inglés), una región que ha vivido, aún hasta principios de 2017, conflictos e inestabilidad como resultado de la guerra en Afganistán en 2001.

Por eso es que no solo la asistencia en nuestro hospital es gratuita, sino que también proveemos el transporte de manera totalmente gratuita.

Todas estas mujeres viven en condiciones difíciles y antihigiénicas que afectan a su salud y a sus embarazos. “Para dar a luz a un bebé sano, la madre debe estar saludable”, continúa la doctora Khadija. “Si la nutrición de la madre no es adecuada, no va a poder proveerle a su bebé los nutrientes que necesite. Por ejemplo, no va a ser capaz de producir suficiente leche y la salud de su bebé se verá afectada.”

Muchas mujeres nunca tuvieron educación ni escolaridad. “Ninguna de nosotras sabe realmente cuántos años tiene. Es una pregunta que nunca hacemos. La mayoría no hemos ido a la escuela, entonces nuestra edad no es un problema”, explica Shaheen, que cree que tiene 25. Ella acaba de dar a luz por cesárea a su cuarto hijo.

Las madres en el Hospital de Mujeres en Peshawar reciben asesoramiento sobre la importancia de las vacunaciones, el cuidado postnatal, el contacto corporal inmediatamente después del parto y el amamantamiento, todos aspectos cruciales para aumentar las posibilidades que tienen sus bebés de sobrevivir y desarrollarse adecuadamente.

“¡No sabíamos nada de todo esto!” continúa Shaheen, hablando también por las otras jóvenes madres que participan de la conversación. Las demás asienten. “Es maravilloso, nos encanta el contacto con nuestros bebés. Lo pondremos nuevamente en práctica con nuestros futuros bebés.”

Todavía es común que las mujeres en Pakistán den a luz a sus bebés en casa, en condiciones precarias de higiene y sin asistencia de profesionales de la salud. “Generalmente no cuentan con medicamentos, agua limpia ni electricidad”, dice la doctora Khadija. Esta práctica es la responsable de muchas de las muertes de bebés y madres.

Las mujeres dan a luz en casa porque “es la tradición, y todos esperan eso de las madres”, dice Bismilla, de 35 años, que vive en el campo de desplazados en Peshawar. Razmina dice que es “porque los centros de salud están muy lejos de su aldea” que dio a luz en su casa a sus primeros tres hijos. La suegra de Amira agrega: “He tenido a mis siete hijos en casa, y no fue una mala experiencia”.

Sin embargo, es un hecho comprobado que las posibilidades de sobrevivir aumentan significativamente cuando el trabajo de parto y el parto están atendidos por profesionales de la salud en un centro médico especializado. En nuestro hospital en Peshawar,  trabaja un equipo médico de casi 100 personas (pediatría, obstetricia, ginecología y enfermería) para brindarles a las madres y sus bebes el mejor cuidado posible. Este hospital todavía es algo excepcional en Pakistán: cuenta con una unidad neonatal con incubadoras, equipos cardiovasculares, respiratorios y de fototerapia, y soluciones intravenosas.

Además, en el hospital hay un equipo de promoción de la salud que asesora a las mujeres y a quienes las acompañan. También  visitan comunidades rurales para informarles a las personas sobre la importancia de recibir supervisión médica durante el embarazo y de dar a luz a sus bebes en los centros de salud que cuenten con el equipo necesario para brindar un cuidado adecuado.

El uso común que se hace en Pakistán de la oxitocina (una hormona) es otra causa más de los partos inseguros y de que Pakistán tenga la tasa de mortalidad de recién nacidos más alta del mundo. Con venta libre y disponible a menos de 10 rupias (6 centavos de euro), la oxitocina se utiliza para estimular las contracciones e inducir el parto. Cuando no es administrada por un profesional médico preparado, puede ser extremadamente peligrosa tanto para la madre como para el bebé. Sin embargo, muchas mujeres la usan y a menudo terminan con hemorragias graves y úteros rotos, mientras que sus bebés sufren dificultades para respirar y a veces llegan a morir. 

Muchas mujeres llegan a nuestro hospital en Peshawar sufriendo los efectos de la oxitocina pero, a pesar de la experiencia del personal médico y del equipo disponible para ellas, estos casos siguen siendo extremadamente difíciles y muchos bebés no pueden ser salvados.

“Hace poco una mujer que estaba esperando gemelos llegó al hospital”,  cuenta la doctora Khadija. “La madre comenzó a tener contracciones leves entonces su familia llamó a una mujer de la aldea que le dio tres inyecciones de ocitocina para acelerar el trabajo de parto. Las contracciones provocadas por la inyección fueron tan severas que luego de unos minutos no pudo sentir más a sus mellizos moviéndose. Ahí fue cuando su familia la trajo al hospital de MSF. Pudimos salvar a uno de los bebés, pero el otro murió en su útero.”

Farzana, la madre de los mellizos, ya había perdido dos hijos, uno pocos días después de su nacimiento y otro a los cinco años. Durante las actividades de promoción de salud en las aldeas y en el hospital, nuestros equipos les informan a las personas los riesgos severos a los que se exponen cuando la hormona no es administrada adecuadamente.

“Muchas muertes se producen por complicaciones que pudieron haberse evitado”, explica la doctora Khadija.

Además de brindar atención médica professional, tenemos un rol muy importante en la educación para la salud de las futuras madres. Razmina no tiene dudas. Mientras que sus primeros tres bebés nacieron en su casa, dice que los próximos no lo harán. “Es más higiénico aquí y nuestro bebé puede ser vacunado”.

Bismilla, quien recientemente tuvo su octavo hijo y quiere tener más, agrega: “Siempre di a luz a mis hijos en casa, y si no hubiera tenido complicaciones durante mi embarazo es también donde hubiera tenido a este. Pero ahora veo las cosas de otra manera. Hay más higiene aquí y el personal médico es amable y siempre está disponible.”

El nombre de Bismilla ha sido modificado.

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