- Inicio
- >
- Maletas que guardan historias 🎒
Maletas que guardan historias 🎒
¿Qué empuja a las personas a huir de sus países? ¿Qué se encuentran en las rutas migratorias? ¿Cómo podemos ayudar a la población migrante?
Encuéntranos en Filbo para acercarte a la experiencia de la migración en América Latina.

"Maletas que guardan historias" es una iniciativa de Médicos Sin Fronteras (MSF) para compartir las narrativas que definen la travesía de aquellos que han dejado todo atrás en busca de un futuro mejor.
¡Encuéntranos en la Feria Internacional del Libro de Bogotá hasta el 11 de mayo! Estamos en el Gran Salón, pabellones 21-23 (Cra. 37 #24-67, Teusaquillo).

La realidad de la migración: más allá de las cifras
122,6 millones de personas en todo el mundo fueron desplazadas forzadamente de sus hogares en 2024. De ellas, 43,7 millones son refugiadas, 72,1 millones fueron desplazadas dentro de su propio país, y 8 millones son solicitantes de asilo, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Las cifras de la migración son más que simples estadísticas; representan vidas afectadas por la violencia, el abuso y la pobreza. A diario, en Panamá, Honduras, Guatemala y México, nuestros equipos son testigos de las consecuencias humanitarias que enfrentan estas poblaciones.
La falta de rutas migratorias seguras resulta en enfermedades desatendidas, violencia física, asaltos, violencia sexual y afectaciones en la salud mental.
La atención sanitaria e información son esenciales, pero la vulnerabilidad comienza mucho antes de emprender el viaje.
Aquellos que emprenden el camino por las principales rutas de América Latina se enfrentan a la extrema vulnerabilidad: hambre, falta de refugio y agua, delincuencia, desinformación, fraude, xenofobia y violencia física, psicológica y sexual.
Médicos Sin Fronteras en acción
Nuestros equipos están comprometidos a brindar atención médica y de salud mental.
En 2024, nuestros equipos brindaron 74.445 consultas primarias de salud física y 18.606 consultas individuales de salud mental, alcanzando a miles de personas con actividades de promoción de la salud y trabajo social en nuestros proyectos de asistencia a población migrante en Panamá, Honduras, Guatemala y México.
También nos encontramos en Colombia brindando apoyo a personas afectadas por el conflicto armado en el Catatumbo y Arauca; y a poblaciones indígenas en territorios aislados de Brasil.
Migrar no es un delito
Buscar protección, atención médica, asilo y una vida digna son derechos fundamentales.
Las vidas importan mucho más que una frontera. Quienes deciden migrar merecen tener plena garantía de sus derechos y la posibilidad de transitar por rutas seguras y dignas.
Migrar no es un delito, es parte de los derechos de todas las personas.

Testimonios en primera persona
Yurbi Elena, de 52 años, salió de Venezuela rumbo a Estados Unidos. Este testimonio fue recogido en Darién, Panamá.
"Me fui porque Venezuela es muy peligrosa. En Venezuela era artesana, pintaba figuritas de cerámica. Eso quebró por la situación actual. Luego mataron a mi hijo de 14 años, y el asesino no deja de amenazarnos para que le paguemos dinero. Así que decidimos marcharnos. Crucé la selva a pesar de mi diabetes y otras enfermedades, y fue una experiencia muy dura. No esperas que te pase nada y me caí al final de la selva. Me rompí una pierna. En la ruta no he tenido acceso a las medicinas ni a la dieta que necesito.
Tenemos familia esperándonos en México para continuar la ruta. Mi sueño es llegar a Estados Unidos, trabajar y ahorrar para comprar una casa para mis hermanos que se quedaron en Venezuela. Nos hemos enterado de las deportaciones, pero vamos con toda la fe del mundo. No quiero volver a Venezuela, quiero seguir viviendo".
Mahdi, de 42 años, salió de Irán en noviembre de 2024 con el objetivo de llegar a Estados Unidos. Este testimonio fue recogido en Darién, Panamá.
«He pasado la mitad de mi vida en Irán, ahora quiero pasar la otra mitad en un lugar mejor, donde pueda trabajar, ahorrar dinero y estar seguro». El viaje fue largo: Volé de Teherán a Dubai y luego a Sao Paulo, más de 17 horas. Luego viajé en autobús de Sao Paulo a la selva del Darién [Panamá], a través de Bolivia, Perú, Ecuador y por Colombia.
Caminé durante cuatro días por la selva del Darién, que es un lugar precioso pero muy difícil y peligroso de atravesar, sobre todo para los ancianos y los niños. Tuvimos suerte de que no nos robaran, pero oí historias de otros migrantes atacados en la selva.
Quiero ir a Estados Unidos para trabajar como arquitecto o carpintero y ahorrar dinero. He oído rumores de deportaciones masivas, pero quiero intentar llegar a México y esperar hasta que nos concedan asilo en Estados Unidos. No quiero entrar ilegalmente en Estados Unidos porque sé que es mucho más arriesgado".
Edinberto Caicedo tiene 36 años y es de Colombia. Este testimonio fue recolectado en Tecún Umán, Guatemala
"Vine con un amigo y un primo, porque buscamos una mejor calidad de vida para nuestras familias. Para nosotros era normal atravesar la selva porque hemos trabajado en el campo. No habíamos tenido dificultades en el viaje hasta que llegamos aquí, cuando dispararon contra el autobús, pero no nos pasó nada.
Atravesar cada país ha sido duro. Como la gente de cada país sabe que somos migrantes, quieren quitarnos el dinero, ya sea de buena o mala manera. Aquí en Guatemala hemos visto a gente con armas pelearse en la carretera y conducir muy rápido.
Si quieres emigrar, no traigas a tu familia. Les digo a los guatemaltecos que sean más solidarios porque sólo queremos avanzar. No nos vamos a quedar en su país".
Ennys Acosta tiene 23 años y es de Venezuela. Su testimonio fue tomado en Esquipulas, Guatemala.
"Salí del país el 25 de marzo, porque estaba en crisis. No ha sido un camino fácil, pero con la ayuda de Dios todo es posible y ahora estoy aquí contando mi historia. Salí por Necoclí, una zona de Colombia, y al día siguiente conseguimos entrar en la selva.No fue fácil porque llovió y tuvimos que acampar en la montaña sabiendo que teníamos el riesgo de que los ríos crecieran y estar expuestos a cualquier animal. Viajo con mi padre, mi madre, dos hijos y nuestra mascota. Estamos luchando por una vida mejor zar. No nos vamos a quedar en su país".