Decenas de palestinos murieron y cientos resultaron heridos ayer, 1 de junio, mientras esperaban recibir alimentos en los centros de distribución de la Fundación Humanitaria de Gaza en Rafah y cerca del Corredor de Netzarim, según el Ministerio de Salud.
Nuestros equipos se han sumado a la respuesta ante las víctimas masivas en el hospital Nasser, en Khan Younis.
Los pacientes han contado a nuestros equipos que han recibido disparos desde todas las direcciones. Los ataques provinieron de drones, helicópteros, barcos, tanques y soldados israelíes sobre el terreno.
«Los acontecimientos de hoy han demostrado una vez más que este nuevo sistema de entrega de ayuda es deshumanizador, peligroso y muy ineficaz. Ha provocado muertes y lesiones de civiles que podrían haberse evitado. La ayuda humanitaria solo debe ser prestada por organizaciones humanitarias que tengan la competencia y la determinación para hacerlo de forma segura y eficaz».
Claire Manera, coordinadora de emergencias de MSF.
Nuestros equipos del hospital Nasser han atendido a pacientes con heridas graves. Algunos pacientes en estado crítico siguen siendo operados. Pero como los bancos de sangre están casi vacíos, el propio personal médico ha tenido que donar sangre.
«Los pasillos del hospital estaban llenos de pacientes, pero a diferencia de lo que había visto antes, donde la mayoría de los pacientes eran mujeres y niños, hoy eran principalmente hombres. Yacían en sus camas en los pasillos porque las habitaciones ya estaban llenas de heridos. Tenían heridas de bala visibles en las extremidades y la ropa empapada de sangre. Parecían destrozados y angustiados después de intentar conseguir comida para sus hijos, regresando en cambio heridos y con las manos vacías. Afuera, había gritos, sirenas, una avalancha constante de nuevos ingresos en la sala de urgencias. En medio del caos, recibimos la confirmación de que el hermano de un compañero había sido asesinado mientras intentaba recoger ayuda en el centro de distribución»
Nour Alsaqa, responsable de comunicación de MSF.
Mansour Sami Abdi, padre de cuatro hijos, describió el caos: «La gente se peleaba por cinco palés. Nos dijeron que tomáramos comida y luego dispararon desde todas las direcciones. Corrí 200 metros antes de darme cuenta de que me habían disparado. Esto no es ayuda. Es una mentira. ¿Se supone que debemos ir a buscar comida para nuestros hijos y morir?».
«Me dispararon a las 3:10 de la madrugada. Como estábamos atrapados, sangré constantemente hasta las 5 a.m.. Había muchos otros hombres conmigo. Uno de ellos intentó sacarme de allí. Le dispararon en la cabeza y murió sobre mi pecho. Habíamos ido allí solo por comida, solo para sobrevivir, como todos los demás», dice Mohammad Daghmeh, de 24 años, desplazado en Al-Qarara, Khan Younis.
Esta es la segunda vez que este nuevo sistema de distribución de ayuda ha provocado un derramamiento de sangre. El 27 de mayo, la primera tarde de distribución en Rafah, las fuerzas israelíes dispararon a decenas de personas. Esto mientras se distribuían cantidades totalmente insuficientes de suministros básicos vitales en medio del caos.
Como resultado del asedio total impuesto por las autoridades israelíes el 2 de marzo, toda la población de Gaza corre ahora el riesgo de sufrir una hambruna, según las Naciones Unidas.
Desde el 19 de mayo, los pocos cientos de camiones de alimentos que han llegado —una fracción insuficiente de lo que se necesita— han sembrado la desesperación entre los más de dos millones de personas que llevan tres meses privadas en gran medida de alimentos, agua y medicamentos.
El bloqueo total o parcial de la entrada de ayuda humanitaria en Gaza ha agravado la situación de todos los habitantes de la Franja.
Reforzamos que, junto con las órdenes de desplazamiento y las campañas de bombardeos que matan a civiles, utilizar la ayuda como arma de esta manera puede constituir un crimen contra la humanidad.
Solo un alto el fuego duradero y la apertura inmediata de las fronteras para la ayuda humanitaria en Gaza —incluidos alimentos, suministros médicos, combustible y equipos— pueden aliviar esta catástrofe provocada por el hombre.