Inundaciones en Sudán del Sur: cuatro años consecutivos de una catástrofe humanitaria

Una niña camina entre las aguas de la inundación mientras carga leña para su hogar en Rubkona, Sudán del Sur. Peter Caton.

Mientras muchos países de África oriental sufren la peor sequía en cuatro décadas, Sudán del Sur enfrenta las terribles consecuencias de años de intensas inundaciones que han afectado a más de un millón de personas en el país.

Cuatro años consecutivos de inundaciones han dejado bajo el agua a cerca de dos tercios de Sudán del Sur. La población afirma que la estación de lluvias empieza antes y dura más tiempo. Incluso la intensidad de la lluvia ha sido significativamente mayor que en el pasado. Los niveles de agua han sido tan altos y el suelo tan anegado que las aguas no han retrocedido del todo en las estaciones secas intermedias.

Vista área del campo para personas desplazadas internamente en Bentiu, Sudán del Sur, tras las inundaciones

Inundaciones sin precedentes en Sudán del Sur

Las comunidades se preparan para la temporada de lluvias construyendo muros hechos con tierra para retener el agua de sus pueblos. Pero este año, los preparativos de contingencia no fueron suficientes para contener el agua. En el condado de Ulang, por ejemplo, pueblos enteros quedaron sumergidos en octubre cuando los diques se rompieron debido a las fuertes lluvias. Se inundaron centros de salud, escuelas y muchas casas.

«El agua llegó por la mañana. Todo el mundo fue a echar barro en el dique. Estuvimos trabajando en él toda la noche, pero a la mañana siguiente estaba fuera de nuestro control. Simplemente corrimos para salvar nuestras vidas», nos cuenta Nyanyieth Bang, que vivía en Doma, en Ulang. «Las inundaciones desplazaron a todo el mundo. Inundó todos los pueblos y el ganado también se ahogó. Nuestra casa se derrumbó con la inundación. Fue un desastre enorme para nosotros». 

Médicos Sin Fronteras en Rubkona, Sudán del Sur

Atendemos las necesidades de la población afectada por las inundaciones

De un día para otro, las aldeas quedaron separadas unas de otras, y muchas comunidades se encontraron abandonadas en «islas» y aisladas de los servicios, a los que ahora sólo se puede acceder en barco o canoa. Nuestra organización gestiona servicios de clínicas móviles para garantizar la atención sanitaria a las personas más vulnerables de zonas remotas. Sin embargo, llegar a algunas comunidades sigue siendo un gran reto.

«Las inundaciones afectan a nuestra capacidad para prestar ayuda y llegar a las comunidades necesitadas. Muchas carreteras del país están intransitables debido a las inundaciones. En varios lugares donde operamos, nuestros aviones no han podido aterrizar debido a la inundación de las pistas», afirma Aline Serin, nuestra jefa de misión en Sudán del Sur. «Esta falta de acceso limita nuestra capacidad para llevar suministros médicos y otros artículos esenciales, lo que pone vidas en peligro. También afecta a nuestra capacidad para trasladar a pacientes que requieren tratamiento de urgencia.»

Las grandes extensiones de agua estancada también se han convertido en el caldo de cultivo perfecto para los mosquitos, lo que ha provocado una explosión de casos de malaria. Entre julio y septiembre de 2022, tratamos a 81.104 pacientes con esta enfermedad.   

Las inundaciones han desplazado a cientos de miles de personas, matado a millones de animales y destruido miles de hectáreas de cultivos, lo que agrava la crisis de seguridad alimentaria en el país. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU estima que más del 75% de la población de Sudán del Sur necesita ayuda alimentaria. Nuestros equipos son testigos de un preocupante aumento de las tasas de desnutrición aguda moderada a severa. Entre enero y septiembre de 2022, más de 4.200 niños fueron tratados por desnutrición en nuestros centros médicos.

«Antes de las inundaciones cultivábamos y teníamos ganado, pero ahora todas las vacas han muerto a causa de las inundaciones y la tierra que cultivábamos ya no existe», nos relataTut Chuol, un subjefe de Pahkor, en el condado de Fangak, cuyo pueblo entero fue desplazado por las inundaciones. «Ahora no hay comida, sólo comemos nenúfares. Si no se encuentra una solución, vamos a morir», añade.

Sin otro lugar adonde ir, decenas de miles de personas han acabado viviendo en campos de desplazados. La falta de refugio, agua potable e instalaciones sanitarias en los campos está provocando brotes de enfermedades infecciosas y transmitidas por el agua, entre otros riesgos para la salud. El resultado ha sido una catástrofe humanitaria para una población que ya soporta demasiadas.

Sudán del Sur necesita mayor ayuda internacional

A pesar de las urgentes y crecientes necesidades humanitarias en Sudán del Sur, los recortes en la ayuda internacional están provocando una disminución de las respuestas a la población, que cuenta con muy pocos recursos y escasa capacidad de recuperación tras sufrir consecutivas y múltiples conmociones. La respuesta a la devastación causada por las inundaciones no ha sido ni mucho menos satisfactoria.

Las organizaciones humanitarias, las agencias de la ONU y los gobiernos deben intensificar sus esfuerzos para hacer frente a la magnitud de la crisis y a la abrumadora necesidad de alimentos, refugio, atención médica y otros artículos de primera necesidad para las personas afectadas por las inundaciones.
 

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