En el tercer día consecutivo de frágil alto el fuego en Trípoli, pedimos la liberación inmediata y la evacuación fuera de Libia de miles de refugiados, migrantes y solicitantes de asilo recluidos arbitrariamente en los centros de detención del país.
Denunciamos también que en los últimos meses se han estancado los mecanismos existentes para evacuar a refugiados y migrantes de Libia, por lo que pedimos una reactivación y ampliación urgente de estos programas.
«Varios centros de detención están en primera línea de los combates y miles de personas desesperadas siguen atrapadas en su interior. Existe un riesgo real de que los bombardeos indiscriminados y el fuego de artillería provoquen un gran número de víctimas. El suministro regular de alimentos y de agua se ha interrumpido y ahora solo se proporciona en contadas ocasiones. La atención médica es totalmente insuficiente, ya que la mayoría de las organizaciones internacionales se han visto obligadas a suspender sus actividades debido a la inseguridad», alerta Ibrahim Younis, nuestro coordinador general en Libia.
Trípoli ha sido testigo en los últimos días de los peores enfrentamientos en años, con fuertes bombardeos en áreas residenciales que han provocado la muerte de más de 60 personas y que han dejado cientos de heridos, la mayoría civiles, según estimaciones del Ministerio de Salud libio. Nuestros propios trabajadores sanitarios libios han visto cómo sus hogares fueron afectados por los bombardeos.
Desde que se iniciaron los combates, ha sido muy limitado el acceso de nuestro equipo a los refugiados y migrantes recluidos en los centros de detención. Así, a causa de la proximidad de las hostilidades, nuestros trabajadores no han podido asistir a las 700 personas confinadas en uno de los mayores centros de detención de Trípoli.
Misiles perdidos han caído cerca de los centros de detención, en zonas que han estado sometidas a intensos bombardeos y enfrentamientos. A medida que el conflicto se intensificaba, nuestra organización ha ido perdiendo la capacidad de acceso a otros cuatro centros de detención donde sus equipos prestaban atención médica a través de clínicas móviles regulares.
Como resultado de la violencia imperante, nos hemos visto obligados a suspender nuestras actividades médicas regulares y a reducir el tamaño de nuestro equipo. En la actualidad, solo podemos proporcionar asistencia limitada en los centros de detención de Trípoli en forma de referencias médicas de urgencia y de distribuciones ad hoc de kits de alimentos, agua e higiene. En cambio, sí hemos podido mantener nuestras actividades médicas fuera de Trípoli en las áreas de Khoms, Misrata y Zliten.
La semana pasada, y ante el riesgo de quedar atrapados en medio de los enfrentamientos, unos 300 refugiados y migrantes detenidos en el centro de detención de Ain Zara fueron trasladados pero permanecieron en el país. Las agencias internacionales los reubicaron a varios kilómetros de distancia, en el centro de detención de Abu Salim de Trípoli, que posteriormente acabó también sumido en plena línea de fuego.
«Transferir detenidos de un centro de detención a otro dentro de la misma zona de conflicto no puede describirse como una evacuación y ciertamente no es una solución», lamenta Ibrahim Younis. «Existen los recursos y mecanismos para llevar a estas personas a terceros países, donde sus solicitudes de asilo o de repatriación puedan ser debidamente tramitadas. Es lo que se requiere en este momento. Y debe suceder sin demora. Se trata de salvar vidas«, concluye.