Nuestros equipos brindaron atención a 238.808 personas que transitaron por la ruta migratoria en Centroamérica, durante los tres años y siete meses que operó nuestro proyecto de Migración en Guatemala.
Hasta junio de 2025, nuestros equipos ofrecieron apoyo en salud primaria, psicología, trabajo social, y promoción de la salud. Además de ofrecer servicio de sanitarios, duchas, acceso a wifi y conexión eléctrica para celulares en sus dos puntos de atención. En Tecún Umán, San Marcos, inició operaciones en noviembre de 2021 y en Esquipulas, Chiquimula, en octubre de 2023.
El Darién: punto crítico en la ruta migratoria hacia el norte

Desplegamos equipos multidisciplinarios a estas localidades para atender la emergencia humanitaria debido a la masiva movilización de personas desde Suramérica, que se registró desde 2021 hasta 2024.
Los datos de diferentes entidades, entre ellas Migración de Panamá, señalan que el 2023 fue el año en el que más personas cruzaron la selva del Darién, que divide Colombia de Panamá. Ese año fueron más de medio millón de personas, en 2024 se superó el rango de los 300.000 y en los primeros cinco meses de 2025 la cifra desciende a 2.917. En junio reportaron el ingreso de 10 personas por ese punto fronterizo.
Después de cruzar a Panamá, las personas iniciaban la difícil y riesgosa ruta migratoria en Centroamérica para, finalmente, llegar a México. Una vez en territorio mexicano, intentaban solicitar refugio en Estados Unidos a través de la aplicación CBP One, un sistema digital implementado para agendar citas migratorias.
Sin embargo, esta herramienta tenía limitaciones importantes: no logró atender con agilidad la demanda masiva, por lo cual miles de solicitantes quedaron varados en México durante meses, mientras esperaban una oportunidad.
En enero, el presidente Donald Trump, decidió eliminar la aplicación como parte de una serie de medidas anti migratorias implementadas en los primeros seis meses de su mandato.
“El Darién se convirtió en el barómetro del movimiento masivo de personas. Quienes hicieron ese viaje se arriesgaron a realizar un trayecto de alto impacto físico, pero también lleno de peligros y riesgos debido a la existencia de grupos criminales. Tuvieron que elegir entre hacer ese recorrido para llegar a un mejor lugar o quedarse a vivir en la precariedad económica, amenazas de violencia o ausencia de derechos en sus propios territorios, tanto en América como en otros continentes”
Jean Hereu, coordinador del proyecto.
El impacto de la violencia y la vulnerabilidad en la ruta migratoria en Centroamérica

La mayor parte de la población que requirió la atención de MSF fue víctima de diferentes tipos de violencia. Incluyendo física, psicológica y violencia sexual.
A esto se añaden problemas como afectaciones respiratorias, de la piel y dolores de cuerpo. Ademas de enfermedades gastrointestinales por ingerir agua contaminada y tener acceso restringido a una alimentación saludable.
“Atendimos a 278 sobrevivientes de la violencia sexual. El 94% fueron mujeres en el rango de edad de los 18 a 35 años. Sabemos que hubo muchas más víctimas, pero tenían miedo, vergüenza o desconocimiento de su derecho a recibir atención médica por causa de su estatus como irregulares en otro país. Por ello, además de ofrecer el esquema de prevención de infecciones y anticonceptivos de emergencia, también nos enfocamos en dar apoyo psicológico”
Jean Hereu, coordinador del proyecto.
Testimonios de una ruta marcada por el abuso y el desarraigo

Patricia tiene de 24 años y contactó a MSF en 2025. En su viaje de retorno a Venezuela, contó que llevaba nueve meses en la ruta y que fue víctima de violencia sexual al cruzar por el Darién. “A la mayoría de los hombres les robaban y los amenazaban con una pistola en la frente. Y a uno, pues, abusaban de uno. Eso fue un incidente que yo lo sufrí, lo viví en la selva… Fue como un shock, o sea, fue como (pasar por) un desvelo. Yo no pude retomar mi fuerza, sino que decaí. Y ahí mi voluntad de seguir fueron mi hijo y mi esposo que venían conmigo”.
Debido al deterioro político, económico y de derechos que vivieron en su país, la mayoría de la población atendida por MSF era venezolana. Aunque en 2024 también hubo de otras regiones del mundo que también atraviesan graves crisis sociopolíticas.
“Asistimos a personas de Haití, Senegal, República del Congo, Afganistán, Angola y Sudán del Sur, entre otros, en donde las guerras civiles han dejado a su paso miles de víctimas. Esto era como ver a un campo de refugiados, pero en movimiento, con el reto de la barrera idiomática y las restricciones de acceso por el esquema que usaban para migrar, en grupos y a través de guías”
Jean Hereu, coordinador del proyecto.
Nuestro personal tuvo contacto directo con familias quebradas por la violencia. Mujeres violentadas, hombres que fueron obligados a presenciar la violación de sus esposas, hijas o hermanas. Niñas y niños que narraban secuestros, robos y extorsiones en el trayecto.
En conjunto con el Ministerio de Salud y otras organizaciones de ayuda humanitaria se dio seguimiento a casos que requerían hospitalizaciones o atención especializada por enfermedades crónicas, embarazos o acompañamiento psicológico y psiquiátrico debido a lo que vivieron en su trayecto o por condiciones previamente diagnosticadas.
Cierre del proyecto y llamado a las autoridades

El cierre del proyecto ocurre después de observar el impacto de las disposiciones migratorias de Estados Unidos. Incluidas el recorte del financiamiento para ayuda humanitaria vinculada a la asistencia de personas que migran.
Aunque el tránsito por la ruta migratoria en Centroamérica está prácticamente detenido, hay cientos de personas que no ven como opción volver a sus países y están varadas. Especialmente en México, sin opciones, incluso viviendo en situación de calle.
Hacemos un llamado a las autoridades de la región para que respeten los derechos humanos de las personas que transitan la ruta migratoria en Centroamérica. Asimismo, insta a proporcionar un trato digno y humano, con espacios habilitados para procurar su salud, alimentación y bienestar.