Libia: encerrados en unas condiciones de vida indignas

Mujeres nigerianas retenidas en un centro de detención en Libia. Enero de 2017. ©Tankred Stoebe/MSF

Nos oponemos firmemente a la detención arbitraria de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo en Libia, que sufren desnutrición y enfermedades de piel y de las vías respiratorias directamente relacionadas con la mala ventilación y la superpoblación.

En el periodo que va de enero a marzo, nuestros equipos pasaron más de 4.000 consultas médicas en siete centros de detención. Todas nuestras actividades han sido siempre llevadas a cabo bajo la supervisión del organismo libio Dirección para Combatir la Migración Ilegal (DCIM).

La mayoría de las consultas se debieron a enfermedades de la piel, brotes diarreicos, infecciones en las vías respiratorias e infecciones en el tracto urinario. Estas enfermedades prevenibles, así como el alto grado de desnutrición que presentaban muchos pacientes, son las consecuencias directas de las condiciones de detención en las que se encuentran dentro de los centros, ya que dichos centros  no cumplen con ninguno de los estándares mínimos, ya sean nacionales, regionales o internacionales.

Desnutrición en adultos

La comida que ofrecen a los migrantes en los centros de detención a menudo es insuficiente y de poca calidad. En los primeros tres meses de 2017, hemos visto interrupciones en el suministro de alimentos en dos de los centros de detención, en los que los migrantes permanecieron varios días sin comer. Como resultado, hemos atendido a varios adultos por desnutrición: 13 casos de desnutrición aguda en enero, 19 en febrero y 20 en marzo.

Superpoblación

El número de retenidos en cada centro de detención oscila significantemente. Por otro parte, no existen normas que regulen este tipo de detenciones dentro de Libia. En estos momentos y en las circunstancias actuales, no está claro cómo funciona el sistema de detención.

Las personas son detenidas arbitrariamente y son trasladadas sin más a estas instalaciones. Muchos llegan tras ser interceptados en el mar por la guardia costera libia, tras ser arrestados en las calles, ser detenidos en redadas o, simplemente, porque son apresados y traídos hasta los centros por grupos de personas sin identificar. Muchas veces, los detenidos son liberados de repente durante la noche, o son trasladados a otros lugares de ubicación desconocida.

Confinar a un gran número de personas en un pequeño espacio causa dolores musculo-esqueléticos y facilita la transmisión de distintas enfermedades e infecciones, incluyendo brotes de sarna y varicela. El número de enfermedades respiratorias infecciosas también está directamente relacionado con la mala ventilación. Y aunque la superpoblación ha mejorado en parte, hemos constatado que, durante los tres primeros meses del año, siempre ha habido celdas con muchas más personas de la que estaban capacitadas para acoger.

Apoyo a la salud mental

Las detenciones tienen un impacto directo en la salud mental de los detenidos, ya que, una vez son confinados en el centro, no tienen ninguna información de cuándo podrán salir. Tampoco conocen los motivos por los que son detenidos ni tienen perspectivas inmediatas de que su situación mejore. Un gran número de detenidos sufren de hipervigilancia, una condición en la que la gente se siente preocupada por vigilar su entorno en busca de posibles amenazas y se asusta fácilmente. Muchos detenidos tienen pensamientos suicidas, dificultad para dormir, presentan síntomas de trastorno de estrés postraumático (PSTD) y sufren ataques de pánico, depresión y ansiedad.

Relizamos actividades psicosociales en centros de detención y sesiones individuales con los pacientes. Durante los tres primeros meses del año, los equipos trataron además a 17 a pacientes psiquiátricos.

Lesiones relacionadas con la violencia

También estamos tratando lesiones relacionadas con traumatismos, incluyendo cicatrices visibles, golpes y laceraciones. En concreto, cinco personas recibieron tratamiento en enero, ocho en febrero y tres en marzo.

Referencias de urgencia a otros hospitales

En caso de una emergencia médica, tratamos de trasladar a las personas a los hospitales de Trípoli. Durante el primer trimestre del año, referimos a 53 personas que necesitaban urgentemente atención médica especializada. Cada traslado resulta muy complicado y requiere de mucho tiempo y de complicadas gestiones, ya que muchos hospitales no quieren ingresar a los detenidos.

Mejorar la calidad del agua

El acceso a agua potable suficiente y segura, así como el acceso a letrinas y duchas es vital para combatir enfermedades como la infecciones de la piel y las plagas de piojos, sarna y pulgas.

En la mayoría de los centros de detención que hemos visitado, la disponibilidad diaria de agua satisface (o supera) la cantidad mínima para beber y lavar. Hemos podido instalar tanques de agua, y hemos distribuido tuberías y grifos a los distintos centros para mejorar la calidad del agua y el acceso sin obstáculos al agua corriente. Este sistema de producción está regulado, inspeccionado y mantenido por nuestros equipos.

El acceso sin restricciones a los baños durante las 24 horas del día no es algo que ocurra en todos los centros. Se han hecho esfuerzos para mejorar las condiciones higiénicas dentro de los centros y apoyamos con el suministro de artículos de higiene personal a todos los detenidos, además de proporcionar a las instalaciones jabón y materiales de limpieza para mantener los locales limpios. Sin embargo, los materiales distribuidos no siempre llegan a los detenidos. Hemos podido observar cómo algunos materiales son confiscados en ocasiones.

Limitaciones al trabajo médico

Nuestra atención médica tiene lugar dentro de un ambiente altamente militarizado. La vida cotidiana de nuestros pacientes está fuertemente controlada. A nuestros médicos no siempre se les da la libertad de hacer triajes médicos o decidir qué pacientes pueden vernos. La privacidad necesaria para las consultas médicas no está garantizada. En algunas instalaciones, los funcionarios asignan un área para que nuestros médicos realicen consultas en privado, pero esto no es algo que ocurra de manera sistemática en todos los centros de detención.

Es un reto difícil trabajar en un ambiente donde se mantiene a la gente encerrada en unas condiciones que atentan contra la dignidad humana. Sin embargo, nuestra esperanza es que nuestra presencia sirva para que las personas responsables de los centros hagan esfuerzos para la mejora las condiciones de detención. Mientras tanto, en la medida de nuestras posibilidades, y a través de nuestra asistencia médica, seguiremos contribuyendo a aliviar el sufrimiento que experimentan los detenidos.

Queremos reiterar una vez más nuestra firme oposición a la detención arbitraria de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo en Libia.

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