Violencia sexual en Sudán: “Nos golpearon y nos violaron ahí mismo, en la calle, en público”

La violencia sexual en Sudán se incrementa a medida que los enfrentamientos se intensifican. Nuestros equipos asisten a cientos de mujeres y niñas, mientras urge ampliar los servicios médicos y de protección.

*Esta nota contiene contenido sensible.

Las mujeres y niñas están cerca de un constante riesgo de sufrir violencia sexual en Sudán. La verdadera magnitud de esta crisis sigue siendo difícil de cuantificar, ya que los servicios siguen siendo limitados y las personas enfrentan barreras para buscar tratamiento o hablar sobre su experiencia.

“Las mujeres y las niñas no se sienten seguras en ningún lugar. Son atacadas en sus propias casas, cuando huyen de la violencia, buscando comida, recogiendo leña o trabajando en el campo. Nos dicen que se sienten atrapadas”

Claire San Filippo, coordinadora de emergencias de MSF.

La violencia sexual en Sudán: una amenaza constante e impune

Hanan Abdullah Omar Al-Taher, de 45 años, sostiene dos mantas —sus únicas pertenencias— frente a su choza de paja en el patio de una escuela del campamento de Hamidya, cerca de Zalengei, la capital de Darfur Central. Antes de la guerra, trabajaba y tenía una vida estable. Ahora, sus hijos se acuestan con el estómago vacío y ella tiene miedo de volver a lo que queda de su casa saqueada debido a la violencia.

Las personas no solo han sido violadas y golpeadas durante los ataques a aldeas y pueblos, o en su camino hacia un lugar seguro. La limitada asistencia humanitaria las obliga a asumir riesgos para sobrevivir: muchas caminan largas distancias para cubrir sus necesidades básicas o aceptan trabajos en lugares peligrosos.

Otras optan por no correr esos riesgos, pero entonces quedan aisladas de sus fuentes de ingresos, lo que reduce aún más su acceso al agua, la comida y la atención médica. Esto tampoco garantiza su seguridad: también se registran ataques dentro de los propios hogares.

La violencia sexual en Sudán se ha extendido tanto, que en Darfur que mucha gente habla escalofriantemente de ella como si fuera algo inevitable.

«Algunas personas vinieron por la noche a violar a las mujeres y a llevarse todo, incluidos los animales. Escuché a algunas mujeres siendo violadas por la noche. Los hombres se escondían en los baños o en cuartos que podían cerrar, como mi esposo y mis hermanos, de lo contrario serían asesinados. Las mujeres no se escondían porque a nosotras solo nos golpeaban y nos violaban, pero a los hombres los mataban«

Mujer de 27 años al equipo de MSF en Darfur Occidental.

Las cifras de violencia sexual en Sudán son alarmantes

Los equipos de promoción de la salud de MSF hablan fuera de la clínica móvil de Romalia, en Darfur Occidental.
Los equipos de promoción de la salud de MSF hablan fuera de la clínica móvil de Romalia, en Darfur Occidental.

Nuestros equipos han brindado atención a 659 sobrevivientes de violencia sexual en Darfur del Sur entre enero de 2024 y marzo de 2025.

  • El 86% de las personas reportaron haber sido violadas.
  • El 94% de las sobrevivientes eran mujeres y niñas.
  • El 56% afirmó haber sido agredida por una persona no civil (integrante del ejército, la policía, otras fuerzas de seguridad o grupos armados no estatales).
  • El 55% reportó violencia física adicional durante la agresión.
  • El 34% sufrió violencia sexual mientras trabajaba en el campo o se desplazaba a él.
  • El 31% eran menores de 18 años, el 29% eran adolescentes (entre 10 y 19 años), el 7% menores de 10 años y el 2,6% menores de 5 años.

Estas alarmantes estadísticas probablemente subestiman la verdadera magnitud de la violencia sexual en Darfur Sur, Sudán.

“Estos ataques son atroces y crueles, y a menudo involucran a múltiples perpetradores. Esto debe terminar. La violencia sexual no es una consecuencia natural ni inevitable de la guerra; puede constituir un crimen de guerra, una forma de tortura y un crimen contra la humanidad. Las partes en conflicto deben exigir responsabilidades a sus combatientes y proteger a las personas de esta violencia repugnante. Los servicios para sobrevivientes deben ampliarse de inmediato, para que tengan acceso al tratamiento médico y la atención psicológica que necesitan desesperadamente”

Claire San Filippo, coordinadora de emergencias de MSF.

Niñas y niños también son víctimas de violencia sexual

Aisha Ibrahim acompaña a su madre a la clínica móvil gestionada por MSF para personas sudanesas desplazadas de Sudán en Atam, condado de Renk. Tras la llegada de miles de personas al condado de Renk, en Sudán del Sur, huyendo del conflicto en Sudán, MSF ha comenzado a gestionar clínicas móviles en Girbanat y Atam.

La situación es similar en otros lugares donde nuestros equipos pueden brindar atención a sobrevivientes, como el este de Chad, que actualmente alberga a más de 800,000 personas refugiadas sudanesas.

En Adré, casi la mitad de las 44 sobrevivientes atendidas por nuestros equipos desde enero de 2025 eran niñas y niños.

En la provincia de Wadi Fira, 94 sobrevivientes fueron atendidas entre enero y marzo de 2025, 81 de ellas menores de 18 años. Los testimonios de pacientes y cuidadores tanto en el este de Chad como en Darfur, Sudán, lo confirman.

Testimonios que no se olvidan

Las mujeres esperan sentadas a que les hagan la clasificación y puedan ser atendidas por los médicos en la tienda de consultas.

Un hombre le contó a nuestro equipo en Murnei, Darfur Occidental: “Hace tres meses, una niña de 13 años fue violada por tres hombres… la atraparon, la violaron y luego la abandonaron en el valle…llamaron a algunas personas para que la llevaran al hospital. Yo era uno de esas personas. Era solo una niña pequeña».

Muchas sobrevivientes reportan haber sido violadas por más de una persona. En Metché, al este de Chad, 11 de las 24 sobrevivientes atendidas entre enero y marzo de 2025 fueron atacadas por múltiples agresores. Las experiencias que comparten las pacientes en diversos lugares lo confirman.

«Cuando llegamos a Kulbus, vimos a un grupo de tres mujeres con algunos hombres de las FAR [Fuerzas de Apoyo Rápido] custodiándolas. Las FAR también nos ordenaron que nos quedáramos con ellas. Nos dijeron: ‘Son las esposas del ejército sudanés o sus hijas’. Luego nos golpearon y nos violaron allí mismo, en la calle, en público. Había nueve hombres de las FAR. Siete de ellos me violaron. Quise perder la memoria después de eso«, dijo una sobreviviente de violación de 17 años a MSF. 

En algunos casos, los atacantes acusaron directamente a las sobrevivientes de apoyar al otro bando. Una mujer compartió su historia: “Tengo un certificado de enfermería de primeros auxilios. [Cuando nos detuvieron], la FAR me pidieron que les diera mi bolso. Cuando vieron el certificado dentro, me dijeron: ‘¡Quieres curar al ejército sudanés, quieres curar al enemigo!’. Luego quemaron mi certificado y me llevaron para violarme. Les dijeron a todas las demás que se quedaran en el suelo. Estaba con otras mujeres, incluida mi hermana. Solo me violaron por mi certificado”.

Las barreras que enfrentan las personas sobrevivientes

Fatima, psicóloga de MSF, brinda apoyo mental a adultos en El-Geneina, incluyendo a sobrevivientes de violencia sexual.
Fatima, psicóloga de MSF, brinda apoyo mental a adultos en El-Geneina, incluyendo a sobrevivientes de violencia sexual.

Es vital que las personas sobrevivientes accedan a servicios después del ataque, ya que la violencia sexual es una emergencia médica.

Las consecuencias físicas y psicológicas, tanto inmediatas como duraderas, pueden poner en peligro la vida.

Sin embargo, las personas sobrevivientes de violencia sexual en Sudán tienen dificultades para acceder a atención médica y protección debido a la falta de servicios, el escaso conocimiento de los pocos servicios disponibles, el alto costo del viaje a los centros y la reticencia a hablar del abuso por vergüenza, miedo al estigma o a las represalias.

»No puedo decirle nada a la comunidad porque sería una vergüenza para mi familia. Así que no dije nada sobre lo que me pasó hasta hoy. Solo pido ayuda médica ahora. Tenía demasiado miedo de ir al hospital. Mi familia me dijo: «No se lo digas a nadie«, contó a MSF una sobreviviente de 27 años en el este de Chad. 

Atención comunitaria: un modelo que mejora el acceso

Khadija, partera sudanesa refugiada en Chad, atiende a madres e hijos en su refugio. Capacitada por MSF, brinda cuidados prenatales y posnatales.
Khadija, partera sudanesa refugiada en Chad, atiende a madres e hijos en su refugio. Capacitada por MSF, brinda cuidados prenatales y posnatales.

Donde existen servicios, las personas sobrevivientes necesitan vías de derivación claras y accesibles para obtener la ayuda que necesitan.

En Darfur del Sur, el estado con el mayor número de personas desplazadas en Sudán, a finales de 2024 añadimos un componente comunitario a nuestra atención a las sobrevivientes de violencia sexual.

Las parteras y los trabajadores de salud comunitarios recibieron capacitación y equipamiento para proporcionar anticonceptivos de emergencia y primeros auxilios psicológicos a las sobrevivientes.

También apoyaron la derivación de sobrevivientes a clínicas de atención primaria y hospitales secundarios apoyados por MSF para recibir atención integral.

Desde la incorporación de este modelo comunitario, nuestros equipos han observado un aumento considerable en el número de mujeres y adolescentes que buscan atención.

Nuestros equipos siguen atendiendo a nuevas sobrevivientes de violencia sexual en Sudán. En Tawila, donde las personas siguen llegando después de los ataques al campo de Zamzam, y en Elf Fasher, Darfur del Norte, el hospital recibió a 48 sobrevivientes de violencia sexual entre enero y principios de mayo, la mayoría desde el inicio de los combates en el campamento de Zamzam en abril.

Es urgente ampliar la respuesta médico-humanitaria

El presidente internacional de MSF está debatiendo con el equipo médico de MSF los casos de violencia sexual recibidos en la clínica de MSF instalada en el centro de tránsito para refugiados de Adré, que acoge a más de 120 000 personas que han huido de la violencia.

“El acceso a los servicios para las sobrevivientes de violencia sexual es deficiente y, como la mayoría de los servicios humanitarios y de atención de la salud en Sudán, debe ampliarse urgentemente. Las personas —en su mayoría mujeres y niñas— que sufren violencia sexual necesitan atención médica urgente, incluyendo apoyo psicológico y servicios de protección. La atención debe adaptarse desde el principio para mitigar las numerosas y abrumadoras barreras que enfrentan las sobrevivientes cuando buscan atención médica tras la violencia sexual”

Ruth Kauffman, gerente médica de emergencias de MSF.
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