Las políticas migratorias deshumanizantes en Estados Unidos, México y América Central dejan a cientos de miles de personas abandonadas y en peligro

Instamos a los gobiernos de la región a abandonar las duras tácticas de disuasión y adoptar políticas migratorias y de protección humanas.

En sus primeros seis meses de mandato, el actual Gobierno estadounidense ha implementado las políticas migratorias más restrictivas y deshumanizantes en años. Ha abandonado a cientos de miles de personas que buscaban asilo en Estados Unidos y las ha dejado varadas en peligro en México y Centroamérica. Así lo señalamos en este nuevo informe.

El informe destaca cómo las políticas migratorias y el discurso del Gobierno estadounidense que criminalizan la migración han resonado en América Latina. Hacemos un llamado a los Gobiernos en el continente a que renuncien a las tácticas de disuasión y abandono.

En su lugar, pedimos que implementen políticas migratorias humanas que garanticen el acceso al asilo, la atención médica y la protección a lo largo del corredor migratorio latinoamericano.

Un retrato del impacto humano de las políticas migratorias en las Américas

Los equipos de promoción de la salud de MSF prestan apoyo a las personas que esperan para subir al tren en la ciudad de Coatzacoalcos, en el sur de México.
Los equipos de promoción de la salud de MSF prestan apoyo a las personas que esperan para subir al tren en la ciudad de Coatzacoalcos, en el sur de México.

El informe publicado hoy, Rechazados. El devastador impacto humano de los cambios de política migratoria en Estados Unidos, México y América Central, revela graves consecuencias humanitarias.

Muestra cómo los recientes cambios en las políticas migratorias han erosionado el derecho a solicitar asilo. También han dejado a muchos migrantes y solicitantes de asilo varados sin un lugar seguro adonde ir. Esto los ha atrapado en un ciclo de violencia física, emocional e institucional.

El informe se basa en el análisis de datos médicos de MSF y entrevistas exhaustivas con pacientes de diversas nacionalidades en distintas etapas de su migración. Incluye también testimonios de personal de MSF que trabaja a lo largo de la ruta migratoria en Panamá, Honduras, Guatemala y México.

“Estas políticas, combinadas con la drástica reducción de la ayuda y la huella humanitaria a lo largo de la ruta migratoria, han tenido un impacto devastador en el bienestar de las personas que buscan seguridad. Este sufrimiento se invisibiliza deliberadamente, se oculta tras la narrativa errónea de que la migración se ha detenido. Sin embargo, cada día vemos las consecuencias en pacientes que viven con lesiones sin tratar, traumas por violencia sexual y graves afecciones de salud mental que les imposibilitan la vida diaria”.

Franking Frías, subdirector de operaciones de MSF en México y Centroamérica.

Las vías para solicitar asilo, cerradas

El refugio Senda de Vida 1, situado en la ciudad de Reynosa, al norte de México, proporcionó refugio temporal a miles de migrantes que buscaban un futuro mejor. Sigue funcionando de forma limitada para atender a personas desplazadas internamente y a refugiados internacionales en México, pero sus instalaciones han quedado vacías tras las órdenes restrictivas emitidas por el presidente estadounidense Donald Trump a finales de enero de 2025.
El refugio Senda de Vida 1, situado en la ciudad de Reynosa, al norte de México, proporcionó refugio temporal a miles de migrantes que buscaban un futuro mejor. Sigue funcionando de forma limitada para atender a personas desplazadas internamente y a refugiados internacionales en México, pero sus instalaciones han quedado vacías tras las órdenes restrictivas emitidas por el presidente estadounidense Donald Trump a finales de enero de 2025.

Desde finales de enero, el Gobierno estadounidense ha cerrado las principales vías para solicitar asilo y protección. Entre los cambios en sus políticasmigratorias están la suspensión de la solicitud CBP One y la eliminación del parole humanitario.

Además, ha reforzado la seguridad en la frontera con México y ha deportado a personas en condiciones abusivas. Esto incluye la deportación de personas encadenadas, el envío de deportados a terceros países y la separación de familias.

Nos sentimos abandonados y desprotegidos”, dice una mujer hondureña atrapada en Reynosa, en el norte de México. “Nunca quisimos entrar ilegalmente a Estados Unidos. Pedimos benevolencia para casos como el mío: madres que llevan mucho tiempo esperando con sus hijos, que quieren darles una vida mejor. Ya hemos pasado por un proceso; ya teníamos un derecho. Hemos sido víctimas de estafas, de los cárteles, nos han engañado, estamos traumatizados”. La mujer había conseguido una cita a través de CBP One para tres días después de que la aplicación fuera cerrada y todas las citas fueran canceladas.

Además, varios países del corredor migratorio latinoamericano también han reforzado las medidas de disuasión. Agentes del orden público y autoridades migratorias de la región han devuelto a la fuerza a migrantes y restringido la circulación de personas.

También han desmantelado campamentos urbanos y cerrado estaciones de recepción migratorias. Han disuelto congregaciones en espacios públicos, realizado redadas y detenido arbitrariamente a personas.

Además, han aumentado el patrullaje y dificultado el acceso a trámites burocráticos, incluyendo los procesos de asilo.

Atrapados en un ciclo de violencia

Los migrantes que viajaban a pie en una caravana descansan en el estado de Chiapas, al sur de México.
Los migrantes que viajaban a pie en una caravana descansan en el estado de Chiapas, al sur de México.

Estuvimos cautivos durante 60 días”, dice un hombre venezolano varado en Ciudad Juárez, en el norte de México. “[Los delincuentes] me golpearon en la cabeza, me sacaron una muela y me pusieron una pistola en la boca para tomarme fotos y llamar a uno de mis hijos en Estados Unidos. Mi hijo y mi yerno pagaron el rescate y nos liberaron. El plan era ir a Estados Unidos. El resto de mi familia está allí esperándonos. Pero con este gobierno estadounidense, no sabemos qué hacer”.

Carmen López, gestora de actividades móviles de salud de MSF, comparte la historia de una paciente venezolana a la que asistió en Guatemala. Debido a las nuevas políticas migratorias, el hombre y su hijo fueron deportados de Estados Unidos a principios de año, a pesar de haber ingresado con CBP One:

“Primero, los mantuvieron separados en un centro de detención en Estados Unidos durante unos 20 días. Posteriormente, los deportaron a México. Durante el traslado a las autoridades mexicanas, le robaron la mochila que contenía sus pertenencias y ahorros. Los dejaron en Villahermosa [una localidad del sureste de México]. Tuvieron que emprender el regreso [a Venezuela] sin dinero. Estaba muy frustrado porque había pasado por el proceso legal y, al final, todo había sido una mentira”.

Para muchos, regresar a su país no es una opción, ya sea por falta de recursos económicos o por miedo a lo que huyeron en primer lugar. Por ejemplo, las crisis políticas y económicas en Venezuela o Cuba, la violencia generalizada en Haití, el conflicto en las regiones periféricas de Colombia, o las amenazas de grupos criminales y la falta de oportunidades en Ecuador y otros países centroamericanos.

«Nos dieron un ultimátum de 24 horas para pagar una cantidad de dinero que no teníamos«, dice una mujer salvadoreña en Tapachula, sur de México. «Migrar no fue una decisión política ni la búsqueda de mejores oportunidades económicas. Fue una decisión urgente para salvar nuestras vidas«.

Entre trámites interminables y violencia

Lucía* y su hermana Eva* tuvieron que huir de Venezuela con doce familiares debido a la persecución política. Su madre recibió tratamiento para una enfermedad crónica de la piel por parte de los equipos de MSF en Ciudad de México, aunque también ha necesitado atención especializada. «Entendemos que estamos ocupando espacios públicos y estamos muy agradecidas a la población local, que en su mayoría nos ha acogido», dijo Lucía. «Esperamos quedarnos en México y hemos solicitado asilo aquí».
*seudónimos

Con la posibilidad de solicitar asilo en la frontera sur de Estados Unidos casi eliminada debido a sus nuevas políticas migratorias, decenas de miles de personas ven en México una alternativa.

Sin embargo, nuestros equipos son testigos de cómo los procedimientos de asilo en México se han vuelto más largos y complejos en varias ciudades.

Paralelamente, la violencia perpetrada por grupos del crimen organizado y otros actores sigue siendo alarmante, incluyendo secuestros, extorsión, robos, violencia sexual y explotación laboral.

“La violencia es mucho más evidente ahora. Antes, dada la gran cantidad de personas en movimiento, algunos se salvaban, mientras que hoy la mayoría de las personas con las que he hablado han sido víctimas de violencia. No hay escapatoria”.

Ricardo Santiago, coordinó programas de MSF en el norte y sur de México.

El impacto emocional de la incertidumbre

Un grupo de mujeres prepara comida en un albergue para migrantes en la ciudad de Tapachula, en el sur de México.
Un grupo de mujeres prepara comida en un albergue para migrantes en la ciudad de Tapachula, en el sur de México.

Nuestros equipos en la región, particularmente en México, han observado un aumento en las necesidades psicológicas de los pacientes. También han identificado una alta proporción de personas con problemas graves de salud mental. Esto ocurre a pesar de la reducción de las actividades médicas por la desaceleración de los flujos migratorios.

En los últimos años, muchos pacientes han tenido una necesidad evidente de apoyo en salud mental debido a la violencia recurrente sufrida y las precarias condiciones de vida que soportan a lo largo de la ruta migratoria.

Pero además de estas experiencias, las personas ahora enfrentan la incertidumbre provocada por los drásticos y numerosos cambios de las políticas migratorias, que provocan desesperación al darse cuenta de que todo lo que soportaron para llegar a Estados Unidos fue en vano.

“Los síntomas son cada vez más intensos. Viven bajo mucha presión y estrés. Muchas personas requieren tratamiento farmacológico, con un proceso terapéutico más estructurado y prolongado”.

Lucía Samayoa, coordinadora del proyecto de MSF en Tapachula.

El miedo y la estigmatización aíslan a quienes buscan protección

Un miembro del personal de MSF atiende a un paciente durante una consulta en una clínica móvil en Ciudad Juárez, en el norte de México.
Un miembro del personal de MSF atiende a un paciente durante una consulta en una clínica móvil en Ciudad Juárez, en el norte de México.

Además, los migrantes varados y los solicitantes de asilo se han dispersado, volviéndose más invisibles debido al miedo a la detención y la deportación en medio de un entorno estigmatizante, en el que se les etiqueta repetidamente como criminales.

Entre enero de 2024 y mayo de 2025, los equipos de MSF brindaron:

  • más de 90.000 consultas de salud primaria,
  • 11.850 consultas de salud sexual y reproductiva,
  • atendieron a casi 3.000 sobrevivientes de violencia sexual,
  • realizaron cerca de 17.000 consultas individuales de salud mental —la mayoría motivadas por la violencia— a personas migrantes en México, Guatemala, Honduras, Costa Rica y Panamá.

“Hoy en día, los migrantes son menos accesibles y el sistema humanitario no está preparado para abordar eficazmente sus vulnerabilidades y necesidades complejas. Detrás de cada política migratoria hay un impacto en personas reales: sobrevivientes de tortura, familias que escapan del peligro y menores que cruzan la frontera solos. Su salud, seguridad y dignidad son obligaciones legales y morales. Todos los Gobiernos de la región deben actuar ahora para proteger, y no castigar, a las personas que buscan seguridad, y crear vías seguras de migración”.

Franking Frías, subdirector de operaciones de MSF en México y Centroamérica.
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