Reconstruyendo el sistema de salud en Mosul, Irak: una historia de resiliencia y esperanza

Imagen de archivo del 23 de abril de 2019: dos integrantes de nuestra organización observan el progreso en la construcción de una nueva instalación para el hospital Al Shifaa’ en Mosul, Irak.Julien Dewarichet/MSF.

En 2016, Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, experimentó una de las batallas urbanas más mortíferas desde la Segunda Guerra Mundial. Cinco años después de que terminó oficialmente y las fuerzas iraquíes recuperaron la ciudad de manos del grupo EI, las personas regresaron y la vida en la ciudad se reanuda, a pesar de los diversos desafíos que enfrentan y la destrucción que aún es visible.

En octubre de 2016 comenzó la ofensiva militar para retomar la ciudad de Mosul de manos del grupo Estado Islámico (EI). La batalla se declaró oficialmente como “terminada” hace cinco años, el 10 de julio de 2017

Para quienes habitan la ciudad de Mosul, la vida se ha reanudado lentamente, pero la reconstrucción de la ciudad aún necesita tiempo, lo mismo sucede con el sistema de salud. Las voces de las personas que viven en Mosul cuentan la historia del esfuerzo de una comunidad para enfrentar los desafíos cotidianos, una historia de resiliencia y esperanza.

«Madre de dos primaveras, así llamamos a la ciudad», dice Imad Abdullah, un paciente del hospital Al-Wahda para cirugías ortopédicas gestionado por nuestra organización en el este de Mosul, que se encuentra en la orilla izquierda del río Tigris. “En ninguna parte del mundo puedes ver que esta hermosa temporada ocurra dos veces”. 

De un pueblo devastado por la guerra a una ciudad viva

“Mosul ha atravesado cambios radicales en los últimos cinco años”, explica Sahir Dawood, promotora de salud de nuestra organización en Mosul. “La primera vez que volví a la ciudad, justo después del final de la batalla, me sentí como en un pueblo fantasma. Miraba a mi derecha, a mi izquierda, y lo único que veía eran escombros, edificios destruidos y calles vacías, con algunas personas exhaustas aquí y allá. Pero ahora, cuando voy por la ciudad, veo a personas trabajando y saliendo. Veo edificios en pie, farolas encendidas durante la noche”. 

Hoy, en Mosul, los puentes que fueron destruidos durante la guerra abrieron de nuevo, y el oeste y el este de la ciudad se vuelven a conectar. En los últimos cinco años, las personas que viven en Mosul han visto cambiar las calles, pues las barreras y los puestos de control se eliminaron gradualmente, una señal de una seguridad mejorada

Hoy en día, los padres ya no tienen miedo de dejar que sus hijos jueguen al aire libre ni de enviarlos a la escuela. “La vida pasó de la oscuridad a la luz para nosotros”, dijo Saad Hamdoon, tío de Hamdoon Jassim, un paciente en nuestro hospital de campaña en Nablus, en el oeste de Mosul. El adolescente esperaba en la sala de urgencias con una escayola en el pie izquierdo, listo para ser dado de alta.

“Mosul es un hogar” 

Todos los días surgen una amplia gama de iniciativas en Mosul: personas que se ofrecen como voluntarias para retirar los escombros de la vieja ciudad, para reparar casas, para limpiar las calles. Personas influyentes y activistas de las redes sociales de la ciudad han lanzado campañas de recaudación de fondos para ayudar a las familias a reconstruir sus casas o iniciar negocios. 

Hace unos días, se compartió una imagen en la página de un vecindario en redes sociales que muestra a un niño que riega los árboles recién plantados en su calle todas las noches. Estos árboles fueron plantados por un grupo de personas voluntarias. Este es solo un ejemplo de miles de iniciativas lideradas por las personas en Mosul.

“Estos esfuerzos deben ser reconocidos y elogiados porque estas personas trabajan incansablemente sin buscar ningún beneficio personal”, dijo Hanan Arif, miembro de nuestro personal en el hospital Al-Wahda. “Como Mosul es nuestro hogar, su único deseo es reconstruir la ciudad y ayudar a su gente a recuperar sus vidas”. 

Las personas no solo están reconstruyendo la ciudad, sino también sus vidas.

Ahmed Abdullah lleva trabajando con nuestra organización desde 2017, comenzó en nuestro hospital de campaña de traumatología Hamman Al-Alil para pacientes heridos de guerra que fueron llevados a la instalación desde la ciudad: “He visto a personas, extranjeros que trabajan para organizaciones humanitarias, corriendo delante de nosotros, más rápido que nosotros, corriendo para rescatar a las personas heridas. Nosotros, la gente de Mosul, estábamos haciendo lo mejor que podíamos, pero todavía estábamos en un estado de shock por lo que habíamos vivido. Paso a paso, con el ánimo que nos daban los equipos internacionales y la fuerte relación que hemos construido juntos, superamos el shock. Empezamos a correr también para rescatar a las personas heridas de nuestra ciudad. Era la primera vez que nos involucrábamos en salvar vidas. Sentimos que era un gran logro. Antes, las únicas realidades que vivíamos eran la brutalidad, la matanza y los desplazamientos masivos. No estábamos muy familiarizados con el espíritu humanitario. Ahora una gran parte de mí ha cambiado gracias al trabajo humanitario. Porque he visto a la humanidad como nunca antes”.

Las necesidades aún superan los esfuerzos de recuperación 

Aunque la población de Mosul siente el cambio, su realidad diaria aún no está exenta de desafíos. Muchas familias perdieron todo en la guerra y todavía luchan por ganarse la vida y encontrar un alojamiento adecuado; algunas perdieron a personas que ganaban su única fuente de ingresos, por lo que reiniciar desde cero les puede llevar muchos años. 

Debido al nivel de destrucción de la ciudad, la cantidad de casas disponibles para las familias anfitrionas se redujo drásticamente. Cuando los habitantes regresaron lentamente, algunas familias pobres tuvieron que vivir en casas dañadas, mientras que muchas otras tuvieron que alquilar otros alojamientos, a pesar de las dificultades financieras. Sin oportunidades de trabajo, especialmente para la población joven, es difícil para muchas familias establecerse. La situación económica y social que se recupera lentamente es una carga adicional para las personas. 

Mosul alguna vez tuvo el segundo sistema de salud más grande de Irak, pero la situación todavía está lejos de ser la que era antes de la guerra. Dado que las instalaciones médicas sufrieron graves daños durante la guerra, las personas aún luchan por acceder a una atención médica asequible y de alta calidad. La destrucción no perdonó las instalaciones fuera de Mosul, por lo que las personas a menudo tienen que hacer largos viajes para llegar a las pocas instalaciones que funcionan en la ciudad. 

“Las pacientes vienen desde lejos para dar a luz en nuestro hospital”, explica Sulav Al-Hamza, nuestra supervisora de maternidad en el hospital de Nablus, en el oeste de Mosul. “Se supone que deben acceder a esos servicios en cualquier hospital o centro de salud cercano a ellas, pero ese no es el caso. A la fecha, las personas pierden la vida en las carreteras aunque solo necesiten procedimientos o tratamientos simples, como transfusiones de sangre o cosas que no deberían ser difíciles de proporcionar”.

“Soy madre de tres hijos, por lo que a menudo necesito visitar los centros de atención médica”, dice Jihan Ahmed*, cuidadora y tía de Samad, un recién nacido hospitalizado en el hospital de Nablus y nacido por cesárea la noche anterior. “Luchamos por acceder a una atención de calidad asequible, por eso vinimos desde el este de Mosul hasta este hospital en el oeste de la ciudad”. 

Ahora, los principales hospitales han abierto otra vez por medio de estructuras temporales y caravanas, que son solo soluciones a corto plazo. Algunas instalaciones están actualmente lejos de sus ubicaciones anteriores, que eran mucho más céntricas, lo que dificulta que las personas lleguen a ellas de forma rápida, como era posible anteriormente.

También hay escasez de suministros y medicamentos. Por ejemplo, ahora son posibles muchas menos cirugías por día en comparación con las que había antes de la guerra, pues los recursos tienen que ser racionados y ya no existe la misma cantidad de camas y capacidad quirúrgica.

Durante la batalla y justo después de ella, nuestros equipos trataron a las víctimas de la guerra en el departamento de urgencias y en el quirófano del hospital de Naplusa. Estas actividades evolucionaron a medida que cambiaron las necesidades médicas. 

“Hoy, las necesidades siguen siendo claramente masivas”, asevera Esther van der Woerdt, nuestra jefa de misión en Irak. “Las tres instalaciones de Médicos Sin Fronteras en la ciudad continúan recibiendo un gran número de pacientes que buscan atención de maternidad, pediátrica, de emergencia o quirúrgica”.

En los primeros seis meses de 2022, nacieron 3.853 bebés en nuestros dos hospitales de maternidad y realizamos 489 cirugías en Al-Wahda.

Enfermera MSF cuidando bebé en el hospital de Nablus, Mosul, Irak

Las consecuencias persistentes de la guerra

Faris Jassim resultó herido durante la batalla. Ha sufrido varias complicaciones, pasó por 25 cirugías y aún no se ha recuperado por completo. “Pasé por momentos muy complicados después de lesionarme”, cuenta. “Durante dos años, tuve pensamientos suicidas por todas estas cirugías y tratamientos que me parecían interminables. Pero cuando comencé a ver que mi pierna se recuperaba, volví a sentir esperanza. Es un gran salto pasar de estar en silla de ruedas a caminar de forma independiente otra vez”. 

Faris está a punto de ser dado de alta del Hospital Al-Wahda y lo primero que está ansioso por hacer es volver a trabajar en su tienda. 

En 2017, la mayoría de las y los pacientes de nuestras instalaciones en Mosul y sus alrededores estaban lidiando con problemas psicológicos por lo que habían vivido. Aunque las necesidades de salud mental se han reducido, el trauma que experimentaron las personas no se olvida. 

“Durante la batalla, estábamos encerrados en la ciudad”, dice Rahma, nuestra traductora en Mosul. “No teníamos otra opción que presenciar la violencia y la guerra. Lo que vivimos tuvo un impacto en nuestra salud mental. Sigo escuchando los sonidos de las bombas y explosiones, pero solo están en mi mente”.

Durante la guerra, las personas vivían con miedo constante pensando que podían perder su casa, sus familiares o su vida en cualquier momento. Como madre, Hanan tuvo que asegurarles a sus hijos que estarían bien y mostrar fortaleza para toda su familia. Debido a la violencia, finalmente tuvieron que huir de su hogar en el oeste de Mosul. 

“Huimos de nuestro vecindario a pie, cruzamos hacia el este de Mosul. A la mitad del puente me detuve y miré hacia el oeste. La escena que vi, llena de humo y destrucción, me rompió el corazón. Fue tan doloroso ver así a Mosul, nuestra amada madre, muriendo frente a nuestros ojos”.

Hoy, nuestra organización ofrece un lugar seguro para que sus pacientes compartan sus historias y hablen sobre el trauma que experimentaron. A través de sesiones de salud mental individuales o grupales, las personas pueden salir del bloqueo en el que se encuentran y construir lentamente mecanismos de afrontamiento con la ayuda de profesionales de salud mental. Llegar a pedir apoyo psicológico puede ser difícil ya que, como en muchos lugares del mundo, el tema sigue siendo tabú en muchas familias.

Las personas en Mosul han enfrentado muchas dificultades, pero nunca les falta valor, paciencia y fuerza. “Las cosas están mejorando paso a paso”, dice Dawood. “Porque lo que ha pasado en Mosul no es sencillo. No creo que ninguna otra ciudad haya experimentado eso. No existe una solución mágica para arreglar todo rápidamente”.

“Es muy satisfactorio ver estos desarrollos positivos en la ciudad”, dijo van der Woerdt. “Y deseamos que la reconstrucción de la ciudad y el sistema de salud se acelere más a medida que avanzamos. Porque Mosul todavía tiene un largo camino por recorrer para volver a estar en pie y para que su gente sienta una recuperación total. Y esto solo se puede lograr con apoyo. Mosul necesitará apoyo en los próximos años”.

Visita matutina a un paciente en el hospital Al-Wahda en Mosul, Irak

*El nombre ha sido modificado.
 

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