La población palestina está constantemente al borde de perder el acceso a la atención médica vital y al agua potable debido a las acciones deliberadas de las autoridades israelíes. Esta política restringe la entrada de suministros médicos y combustible en Gaza al mínimo indispensable y a su antojo.
Si bien esta estrategia crea la ilusión de que la ayuda fluye hacia la Franja de Gaza, en la práctica impide que la respuesta humanitaria alcance incluso el mínimo necesario. La población de Gaza depende completamente de la asistencia.
Las autoridades israelíes deben poner fin a su castigo colectivo contra la población de Gaza. Deben permitir de inmediato la entrada constante de suficientes suministros médicos y combustible.
Aumento de heridos y colapso hospitalario

Durante la última semana, hemos visto una gran afluencia de pacientes heridos, muchos de los cuales han sufrido lesiones traumáticas.
En el hospital de campaña que tenemos en Deir Al-Balah, en el centro de Gaza, el número de pacientes con heridas de bala aumentó un 190% en comparación con la semana anterior.
Clínicas como la de Jan Yunis (Khan Younis) y la de Deir Al-Balah registraron su mayor afluencia semanal hasta la fecha.
Después de tres meses de bloqueo total, los suministros en Gaza están en situación crítica. Aunque Israel afirma haber abierto corredores, nuestros insumos se están agotando. Esto se debe a las continuas restricciones impuestas a la entrada de bienes.
“Nos falta todo: insumos médicos como gasas, medicamentos y alimentos para nuestros pacientes. Esto también incluye alimentos terapéuticos para personas con desnutrición, especialmente niños y niñas”
Katja Storck, responsable de actividades de enfermería en Jan Yunis.
El combustible en Gaza, clave para la vida

Además de los suministros médicos cruciales, el bajo nivel de combustible en Gaza es una gran preocupación para la población. El combustible alimenta las plantas de desalinización, de donde proviene gran parte del agua potable.
Las y los palestinos de toda la Franja ya han visto disminuir significativamente su acceso al agua. Sin combustible, millones de personas quedarán atrapadas sin agua potable.
Asimismo, el combustible en Gaza alimenta todo el sistema sanitario: equipos médicos, aire acondicionado, ascensores, concentradores de oxígeno, respiradores y el almacenamiento en cadena de frío para medicamentos y vacunas. Incluso las ambulancias tendrán que permanecer detenidas, impidiendo el traslado de personas gravemente enfermas y heridas.
“Los recién nacidos en las unidades de cuidados intensivos neonatales son a menudo demasiado pequeños para respirar por sí mismos, necesitan respiradores y oxígeno para sobrevivir. Pero recientemente la falta de combustible ha hecho que la electricidad del hospital de maternidad de Al-Helou, en el norte de Gaza, se haya cortado varias veces, lo que ha desconectado los respiradores y el oxígeno y ha puesto en peligro inmediato la vida de los bebés”
Amy Low, jefa del equipo médico en la ciudad de Gaza.

La ONU logró recuperar 280,000 litros de combustible de las reservas que se encuentran atascadas en una zona de exclusión en Rafah, después de que las autoridades israelíes denegaran 12 solicitudes previas.
Ante la escasez de combustible en Gaza, los equipos de Al-Helou, donde trabajan nuestros equipos en la sala de maternidad, tuvieron que cerrar temporalmente los ascensores del hospital para racionar las reservas.
“La farsa de sólo permitir suministros médicos y de combustible en el último minuto ante un desastre inminente no es más que una curita sobre una herida abierta. Hay que acabar con el uso de la ayuda como arma de guerra”, asevera Aitor Zabalgogeazkoa, coordinador de emergencias de MSF en Gaza. “Ningún plan militarizado desarrollado por una parte beligerante, como el que estamos presenciando con la Fundación Humanitaria de Gaza, puede sustituir la labor de las agencias humanitarias independientes”, concluye.
Amy Low, jefa del equipo médico en la ciudad de Gaza.
Nuestros equipos están presenciando patrones que coinciden con los de un genocidio en Gaza. Las matanzas, la destrucción de infraestructura civil vital y las severas restricciones a los suministros de combustible y a la entrega de ayuda humanitaria son acciones deliberadas.
Israel está desmantelando sistemáticamente las condiciones necesarias para la vida palestina.