Mozambique: se necesita ayuda urgente para miles de personas desplazadas por la violencia

La clínica móvil de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Impire Village se inauguró en septiembre para responder a las crecientes necesidades de los desplazados internos y las comunidades de acogida. En esta imagen, los equipos de MSF se preparan para responder a las consultas médicas en la escuela primaria local en Impire Village, que fue ofrecida por la comunidad para uso de MSF.MSF

400.000 personas huyeron hasta la ciudad de Pemba buscando seguridad y refugio. Hacinadas y sin agua potable, se enfrentan a brotes de COVID-19, sarampión y malaria. Aceleramos nuestras clínicas móviles y la provisión de agua potable.

Hasta ahora, más de 400.000 personas de la provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, han sido desplazadas según las estimaciones del gobierno anunciadas la semana pasada.

Después de huir de la violencia de los ataques en curso por parte de los grupos armados, y de las acciones militares de las fuerzas de Mozambique, estas personas desplazadas ahora se enfrentan a graves riesgos de salud y a condiciones de vida inadecuadas.

“Aproximadamente 10.000 personas desplazadas llegaron en barco a la capital provincial de Pemba durante la semana pasada”, dice Joaquim Guinart, coordinador del proyecto de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Cabo Delgado. 

“Estaban deshidratadas. Hubo mujeres que dieron a luz en el mar. Ha habido casos de diarrea grave potencialmente mortales. Hay mucha presión sobre el personal médico local, ya que 20.000 personas han llegado durante el último mes y seguirán llegando más».

Aproximadamente 100.000 personas internamente desplazadas han buscado seguridad en Pemba y sus alrededores en refugios temporales, como edificios escolares, o con familias de acogida; aumentando en un tercio la población de la ciudad. Muchas de estas personas desplazadas internamente carecen de agua potable y están expuestas a la malaria sin apenas protección mientras permanecen en condiciones insalubres y de hacinamiento, lo que aumenta el riesgo de un brote de sarampión, diarrea o COVID-19.

Sin un final a la vista, los enfrentamientos que iniciaron en octubre de 2017 han seguido aumentando en intensidad, obligando a casi una quinta parte de la población de la provincia a abandonar sus hogares y reduciendo a casi nada el acceso a la atención y otros servicios en la zona.

A principios de septiembre, los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) ofrecieron consultas médicas a través de su clínica móvil en Impire Village para responder a un brote de diarrea.

Desde Médicos Sin Fronteras tuvimos que suspender nuestras actividades médico-humanitarias en Mocimboa da Praia en marzo, y después en Macomia en mayo después de un ataque insurgente, durante el cual el centro de salud en Macomia -donde trabajaba nuestro personal- fue saqueado e incendiado. Se estima que más de 20 establecimientos de salud locales han sido destruidos durante el conflicto.

En MSF hemos trasladado nuestra base a la ciudad de Pemba, donde hemos estado proporcionando asistencia médica a las personas desplazadas internas que llegan, y también a la comunidad de acogida. Aun así, tenemos dificultades para seguir operando en Cabo Delgado debido a las restricciones administrativas y las restricciones de viaje a causa del COVID-19, que nos obligan a trabajar con una capacidad mínima mientras las necesidades continúan creciendo exponencialmente.

Desde Médicos Sin Fronteras abrimos una clínica móvil en el distrito de Metuge en septiembre y, debido a la constante llegada de personas desplazadas internamente, el 28 de octubre abrimos una segunda clínica móvil, que esperamos utilizar para llegar a más personas en distritos más remotos durante las próximas semanas.

En MSF también estamos proporcionando asistencia en términos de agua y saneamiento en los sitios para personas desplazadas internamente y en las instalaciones médicas; y además gestionamos el centro de tratamiento de diarrea en Pemba. Con el apoyo de socios, estamos construyendo 150 letrinas, restaurando 27 bombas de agua manuales y cinco sistemas de agua en el distrito de Metuge, lo que garantiza el acceso al agua potable antes de la próxima temporada de lluvias. Sin embargo, estas actividades solo abordan una fracción de las crecientes necesidades en el área.

“Médicos Sin Fronteras está profundamente preocupada por la violencia continua, el deterioro de las condiciones en Cabo Delgado y el número cada vez mayor de personas desplazadas, especialmente con el inicio de la temporada de lluvias. Las necesidades básicas de las personas desplazadas siguen estando en gran parte insatisfechas a pesar de los esfuerzos existentes para proporcionar asistencia humanitaria”, asevera el jefe de misión de MSF para Mozambique, Alain Kassa. 

«Si no se toman medidas inmediatas, esta situación se deteriorará rápidamente. MSF pide apoyo a las autoridades de Mozambique para movilizar personal y suministros humanitarios adicionales sin demora».

Bandera y vehículo de MSF en el centro de alojamiento temporal 25 de Junho en Metuge. La clínica móvil de MSF permitió el acceso a la atención médica a desplazados internos y comunidades de acogida afectadas por el conflicto en curso en Cabo Delgado.

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