La evacuación de los campos en Grecia es más urgente que nunca a la luz del COVID-19

Una niña frente a su carpa junto al campo de refugiados en Moria, en la isla de Lesbos, Grecia.MSF

El hacinamiento y las terribles condiciones de vida en los llamados hotspots (centros de registro) de los campos de refugiados de las islas griegas proporcionan la tormenta perfecta para un brote del nuevo coronavirus COVID-19.

El riesgo de propagación del virus Covid-19 entre los habitantes de los campos es extremadamente alto por la falta de servicios de saneamiento adecuados y la enormemente limitada atención médica. Dado que ya se ha confirmado el primer caso en la isla de Lesbos de una ciudadana griega, la evacuación de los campos es más urgente que nunca.

“En algunas partes del campo de Moria solo hay un grifo de agua por cada 1.300 personas y no hay jabón disponible. Familias de cinco o seis miembros tienen que dormir en espacios de no más de tres metros cuadrados. Esto significa que las medidas recomendadas para prevenir la propagación del virus, como el lavado frecuente de manos y el distanciamiento social, resultan simplemente imposibles”, afirma la doctora Hilde Vochten, nuestra coordinadora en Grecia.
 

El olivar cerca del campo de Moria, en la isla de Lesbos, Grecia.

Gobiernos de todo el mundo están cancelando eventos y prohibiendo grandes concentraciones de población, pero en los campos de las islas griegas del Egeo, refugiados, migrantes y solicitantes de asilo no tienen más opción que vivir en un espacio muy reducido. Su salud está en peligro y las condiciones en las que viven los hacen más vulnerables que el resto de la población ante la última de las amenazas a la que tienen que hacer frente.

“Estamos en contacto con la Organización Nacional de Salud Pública para coordinar acciones, como facilitar información de salud e higiene y la gestión de casos tanto de residentes locales como solicitantes de asilo”, explica Vochten.

“Pero debemos ser realistas: sería imposible contener un brote en campos como los que hay en Lesbos, Quíos, Samos, Leros y Kos. Todavía no hemos visto un plan de emergencia verosímil para proteger y tratar a las personas que viven allí en caso de brote”. 

Las autoridades sanitarias deben diseñar una estrategia que incluya medidas de prevención y control de infecciones, promoción de la salud, identificación rápida de casos, aislamiento y manejo de los casos leves, así como el tratamiento de los pacientes en situación grave y crítica.

Como ninguna de estas medidas se ha puesto en marcha, la evacuación de los campos de las islas griegas es ahora más urgente que nunca. Forzar a las personas a vivir allí como parte de la política de contención de Europa siempre fue irresponsable, pero está a punto de convertirse en criminal si no se toman medidas para protegerlas.

Alrededor de 42.000 solicitantes de asilo están atrapados en cinco centros de identificación y registro (los llamados ‘hotspots’) en las islas griegas. A pesar de que pedir su evacuación durante una pandemia puede provocar temor; sin embargo, obligar a las personas a vivir en campos sobrepoblados, desprotegidos, está a punto de convertirse en un acto criminal. 

El Gobierno griego y los Estados miembros de la UE deben actuar lo antes posible y transferir a la mayoría de los solicitantes de asilo a un lugar adecuado antes de que sea demasiado tarde.

Una vista general fuera del campo de refugiados de Vathy. Aquí hay 7.300 personas viviendo en un espacio diseñado para 650. Más de 2.500 de ellas son niñas y niños.

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