Nos vemos forzados a suspender la mayoría de nuestras actividades médicas en Etiopía

Atendemos a una mujer y su bebé en un campo de refugiados sursudaneses en la región de Gambela, en Etiopía. Octubre de 2019Susanne Doettling/MSF

La suspensión busca cumplir la orden de la ACSO, pero llega en un momento de enormes necesidades humanitarias para la población en diversas regiones del país.

Desde Médicos Sin Fronteras (MSF), hemos tenido que suspender todas nuestras actividades en las regiones etíopes de Amhara y Gambela y en la región Somalí, así como en el oeste y noroeste de la región de Tigray, para cumplir con la orden de suspensión de tres meses dictada por la Agencia Etíope para las Organizaciones de la Sociedad Civil (ACSO) el pasado 30 de julio.

Al recibir la orden, emprendimos todas las acciones necesarias para cumplir con la petición de la ACSO mientras esta lleva a cabo su investigación, incluyendo la suspensión total de todos los programas médicos y humanitarios durante un periodo de tres meses. A corto plazo, los pacientes han sido dados de alta de nuestras clínicas, dejando a los habitantes de estas localidades con un acceso aún más limitado a la atención sanitaria. Casi 1.000 de nuestros trabajadores etíopes están en sus casas a la espera de cómo se desarrollen los acontecimientos, mientras que casi todo nuestro personal internacional ha abandonado el país.

En los seis primeros meses de 2021, en las cuatro regiones en las que hemos suspendido ahora actividades, nuestros equipos atendieron a 212.000 hombres, mujeres, niños y niñas en consultas externas, ingresaron a 3.900 personas para recibir atención especializada, atendieron a 3.300 personas en consultas de salud mental y asistieron a 1.500 mujeres en el parto.

La orden de suspender nuestra asistencia médica y humanitaria llega en un momento en que las necesidades humanitarias en Etiopía son enormes, con millones de personas que requieren alimentos, agua, refugio y acceso a la asistencia sanitaria en todo el país.

En los lugares en los que ya no podemos prestar asistencia, en el oeste y el noroeste de Tigray, la situación sigue siendo extremadamente precaria y volátil para la población, así como para los equipos que intentan prestar una asistencia que en este momento resulta vital. También nos preocupa la situación de los refugiados sursudaneses en la región de Gambela, de las personas afectadas por la violencia o que padecen enfermedades tropicales desatendidas en la región de Amhara, y de las personas que viven en la región somalí de Etiopía, cuyo acceso a los servicios médicos se encuentra enormemente limitado. 

Además, tres meses después del brutal asesinato de nuestros compañeros Yohannes, María y Tedros, ocurrido el pasado 24 de junio, las circunstancias que rodean sus muertes siguen sin estar claras y nadie ha reivindicado aún su responsabilidad. En el momento de sus muertes, tomamos la dolorosa pero necesaria decisión de suspender nuestras actividades en las zonas central y oriental de Tigray (Abi Adí, Adigrat y Axum) y a día de hoy seguimos dialogando con las autoridades pertinentes para obtener más información sobre la investigación que está en curso.

Aunque se nos ha pedido que suspendamos nuestras actividades en algunos lugares epecíficos de Etiopía, seguimos prestando servicios médicos y humanitarios en Adís Abeba, Guji (Oromía), el sureste de Tigray, y la Región de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur (SNNPR).

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